miércoles, 11 de junio de 2008

La víctima soy yo

Ponete en mi lugar. A mi nadie me dijo nada. Si, ya tengo 16 años. Soy grande, ¿y qué? ¿Cómo me lo iba a imaginar? Encima, él se fue. Éramos felices y se fue. No te confundas, acá la víctima soy yo. ¿Acaso vos estás llorando? No. ¿Acaso a vos te duele algo? No. A mi nadie me dijo nada. Nunca. Yo estoy llorando. Yo tengo miedo. Yo soy la víctima. Pero soy libre, ¿sabías? Yo manejo mi vida.

Él se fue. Estoy sola, y vos venís con planteos estúpidos. La víctima soy yo. Y vos tratando de darme clases de abogacía y de moral. Me hablás de religión. ¿Quién te dijo que tenés derecho a vivir? ¿De dónde sacaste esa romántica idea de que sos una persona igual que yo? Yo sufro. Vos no. No sabés lo que es el dolor. Sos un par de células comiendo mi carne, pero se acabó. Ya estoy acostada en esta cama fría. A mi nadie me dijo que esto podía pasar. Ahí viene el doctor. Y la víctima soy yo. Yo voy a llorar encerrada. Yo voy a escuchar tus gritos por el resto de mi vida.

martes, 10 de junio de 2008

Espejo

Gemelo imitador

de baño y ascensor.

Burlesco bufón irreverente

que copias hasta el movimiento de mi mente.

Esclavo hermano que acompaña

cada gesto, cada maña.

¿Sos vos el cautivo del espejo?

¿O soy yo tu simple reflejo?

lunes, 9 de junio de 2008

Mujer obrera se busca

No es difícil ver, mientras se camina por las calles de Nueva Córdoba, a obreros de la construcción piropeando a las mujeres que osan pasar (o pasan deseosas) por el frente de ellos. Importa poco la estación del año. Desde la más desvestida hasta la más abrigada reciben halagos de esos trabajadores. No es condición necesaria ni suficiente ser modelo para ser merecedora de piropos. Cualquier chica que no tenga cinco brazos o tres ojos es acreedora de un grito lleno de tonada y sinceridad. Algunos son románticos, otros un poco más escatológicos, y algunos bordean la grosería. Entiendan mujeres que ya sea que reciban un:

"si usted, señorita, pudiera mirar los ojos enamorados de este señor, entendería al pasar que mi mirada es de amor"

O bien si reciben un: "me gustaría ser pizzero... ¡para partirte en ocho!"

En cualquier caso, esa frase es poesía. Incluso las que carecen de rima o métrica. Esa es la frase de un corazón enamoralzado, o el mero grito de un obrero que busca hacerles saber lo lindas que son y levantarles su alicaída autoestima. Es arte en el sentido más abarcativo de la palabra.

¿Cuándo existirán en este país las mujeres trabajadoras en obras de construcción dispuestas a levantarles el ego a tipos como yo?