sábado, 23 de agosto de 2008

Fuerza de Voluntad

Hoy pensé en escribir algo sobre la fuerza de voluntad... pero no tengo ganas. Otro día lo escribo.

lunes, 11 de agosto de 2008

Te extraño

Adentro del bar no hay más contaminación que la de los cigarrillos, no más ruido que el susurro del aire acondicionado. La puerta de vidrio es una invitación a escapar del infierno urbano.

Como si estuviera en penitencia, estoy en la mesa de la última esquina del bar, donde nos sentamos la primera vez que vinimos. Hay dos sillas junto a esta mesa, pero vos no estas acá haciendo tus chistes, diciendo tus frases cariñosas, dando consejos sinceros o hablando de política con la misma calidad del columnista del noticiero de la noche. Sólo me acompaña tu sombra, tu recuerdo, mi soledad.

Le pido al mozo un té de manzanilla, fuerte, sin azúcar. Cuando lo trae, tomo un sorbo y bajo la taza. Te extraño. Parece que fuera ayer la última vez que te vi. Me vienen a la memoria imágenes de tu cara triste, diciendo que así no podías seguir…

Tomo un segundo trago. Te extraño. Y me acuerdo de mi cuerpo congelado cuando me di cuenta de que no querías seguir conmigo. Me dan ganas de volver a ese momento y pegarme una cachetada para poder reaccionar. No te dije nada, me quedé callado, viendo tu cara a punto de llorar, y después tu espalda cerrando la puerta.

Levanto la taza, y tomo un poco más de té para relajarme. Te extraño. Y no te dije nada para que te quedaras conmigo. Ni siquiera te pedí perdón. Y ahora se me ocurren un montón de frases que hubieran convencido a cualquiera de lo mucho que te amaba, que te amo. Pero son tan convincentes como inútiles.

Un nuevo sorbo de té pasa por mi garganta, y yo trato de aflojar la memoria y hacer aflorar los recuerdos. Te extraño. Y recuerdo la primera vez que estuvimos en este bar, en estas sillas. Me acuerdo de la primera vez que te abracé en el cine, y de mi corazón que latía apurado en ese momento. Me acuerdo del primer beso, la primera vez que me dijiste que me amabas, la primera vez que dormimos juntos, la última vez que lo hicimos…

La taza está casi vacía y bajo la cabeza para verla. Ahora que presto atención, me doy cuenta por que pienso que el té es extraño… ¡el mozo me trajo café!

martes, 5 de agosto de 2008

Buena suerte

- ¡Buena suerte! – me dijo un gato negro al cruzar caminado frente a mí, justo en el momento en que agaché la cabeza para pasar por debajo de una escalera.